El lifting facial, estiramiento facial o ritidectomía es un tratamiento quirúrgico para retirar el exceso de piel en el rostro y cuello.
Permite también tensar sus músculos, eliminando así los signos de flacidez y mejorando el tono y brillo en el rostro.
El lifting facial está indicado para aquellas mujeres y hombres cuya cara y cuello comienzan a “caerse”, pero cuya piel conserva todavía cierta elasticidad.
La mayoría de los pacientes tienen entre 40 y 60 años, pero también puede realizarse con éxito entre los 70 y 80 años.
A medida que envejecemos, los efectos de la gravedad, la exposición al sol y el estrés de la vida diaria se notan en nuestras caras. Se forman surcos profundos alrededor de la nariz y la boca; las mejillas caen; aparecen alrededor del cuello grasa y arrugas.
Con el lifting cervicofacial se mejoran los signos más visibles del envejecimiento, se tensan los músculos de la cara, se elimina el exceso de grasa y se redistribuye la piel de la cara y el cuello.
El lifting frontal corrige la caída de las cejas y las arrugas de la frente y de las cejas.
El hábito tabáquico activo es un riesgo inasumible a la hora de realizar una ritidectomia.
Los vasos que nutren la piel de la cara están también afectados por la ateroesclerosis, por lo que pueden comprometer su viabilidad.
Una dehiscencia de sutura durante el postoperatorio provocará una cicatriz ensanchada por la necrosis del borde.
Cualquier cirugía esconde sus cicatrices, excepto las realizadas a nivel facial, por lo que debemos exigirnos mucho con el resultado.
Es inaceptable una deshiscencia de sutura tras un lifting facial, así que contraindicaremos la cirugía si no se suspende el tabaco 2 meses antes de la cirugía.
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